Hoy vamos a hablar de algo que a todas nos ha pasado en algún momento: la mentalidad de todo o nada. Esos momentos en los que, sin darnos cuenta, nos ponemos en un blanco o negro, en un siempre o nunca, y cómo este tipo de mentalidad afecta en nuestra vida y nuestros proyectos.
Se me ocurrió este tema porque el otro día una clienta me contaba lo mucho que le estaba costando coger un hábito generando sus videos de YouTube. Se le estaba complicando el tema técnico, había grabado varios shorts de éxito y al tratar de hacer un video de 2 horas, el ordenador se le colapsó. Entonces ella llegó a la conclusión de que su ordenador no tiene capacidad para procesar videos de 2 horas y se tendría que conformar haciendo solamente shorts…
Le hice ver que entre un video largo y un short de 15 segundos, hay un maravilloso mundo de tiempos intermedios que puede probar.
Este tipo de mentalidad es la de todo o nada y no debemos caer en su trampa.
1. Cómo detectar cuando caemos en esta mentalidad
Una forma muy sencilla de detectarla es prestar atención a nuestro lenguaje. Palabras extremas como: siempre, nunca, todo, nada, nadie, todos… nos dan muchas pistas.
¿Alguna vez has dicho frases como “siempre me pasa lo mismo” o “nunca voy a poder con esto”? O tal vez: “Eso es imposible” o “nadie va a comprar mi producto”. Este tipo de frases nos atrapan en una visión muy limitada de la realidad, porque el mundo no es blanco o negro, hay toda una escala de grises entre medio. Pon mucha atención a lo que te dices a ti misma, ya sea en tu cabeza o en voz alta.
2. La importancia de detectar esta mentalidad
¿Por qué es tan importante que detectemos que hemos caído en esta mentalidad de todo o nada?
- Primero porque nos ayuda a identificar creencias limitantes. Por ejemplo, si te dices a ti misma “A nadie le gusta hacer deporte”, ¿realmente es cierto? O es una creencia que te está frenando a hacer deporte porque solo has probado cardio y lo odias y crees que cómo tú todos lo odian. Quizás solamente tienes que encontrar un deporte con el que disfrutes, hay infinitas posibilidades, Yoga, tenis, baloncesto, etc…
- Otra razón es que esta mentalidad nos desmotiva. Por ejemplo, si te dices “si no puedo ir una hora al gimnasio, mejor no voy”, te estás perdiendo la oportunidad de hacer algo, aunque sea un poquito. Tal vez hoy solo puedas hacer 20 minutos de ejercicio en casa, pero esos 20 minutos son mucho mejor que nada.
- Además, estos extremismos también dificultan nuestras decisiones. Muchas veces creemos que hay una única decisión correcta y que si no la tomamos, todo se vendrá abajo. Pero la realidad es que, en la mayoría de los casos, cada opción tiene sus pros y sus contras. De esto hablaremos largo y tendido más adelante en la toma de decisiones.
3. La escala de grises
Volviendo al ejemplo de mi clienta, ella pensaba que tenía que elegir entre hacer un video de 2 horas o hacer shorts de 15 segundos, y se sentía atrapada porque su ordenador no podía manejar los videos largos. Pero la realidad es que no tiene que ser todo o nada. Entre esos dos extremos hay un montón de opciones: un video de 10 minutos, de 20 minutos, incluso de 30. Hay un mundo de posibilidades en ese punto intermedio, que pueden funcionar perfectamente y que probablemente sean más manejables tanto para ella como para su ordenador.
Conclusión
Así que, amiga, la próxima vez que te encuentres atrapada en ese pensamiento de todo o nada, recuerda que entre el blanco y el negro hay una infinita gama de grises. No se trata de hacer lo máximo o lo mínimo, sino de encontrar ese punto intermedio que te permita avanzar sin agobios o al menos de forma fluida, el paso más fácil del que hablaba tiempo atrás.
La mentalidad de todo o nada te limita, pero cuando aprendes a ver y aprovechar esa escala de grises, es cuando realmente empiezas a avanzar hacia tus objetivos de manera efectiva y, sobre todo, con más tranquilidad. ¡Tómate un respiro y sigue adelante!